He aprendido a ver como es en realidad la gente y he visto como la persona a la que tanto quería se ha convertido en una persona falsa y despreciable, he visto su otra faceta, he visto y sentido como dos puñales se me clavaban en la espalda, dos puñales que siguen estando clavados, que hacen que odie a esa persona.
Nunca me había sentido tan traicionada, nunca pensé que aquel ángel pasase a ser un diablo, como aquella muñeca de porcelana se convertía en pinocho, mentiroso y celoso, como aquel/ aquella héroe/heroína pasaba a ser el villano/ la villana de la película.
Por otra parte me he sentido ayudada por una persona que siempre había estado ahí pero a la que muy pocas veces había pedido esa ayuda tan necesaria....
He visto como sueños, metas de gente honrada desaparecían y desvanecían en el aire.
Me he sentido entre la espada y la pared, me he sentido débil, alegre, fuerte, odiada, querida, he dado saltos de alegría, he llorado, he querido correr y correr a mas no poder, he querido gritar.
Al final del verano, he caído en la conclusión de que las apariencias engañan, de que un te quiero cambia totalmente a una persona.
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