Como una gota de agua, estoy en una nube, una llena de gotas de agua que caen una vez que explota.
Caigo, lentamente hacia el suelo, hacia las cabezas de las personas, de los animales, sobre el asfalto seco pero pronto mojado, sobre los techos de las casas, sobre esa ropa tendida que rápidamente recoge una ama de casa, sobre los coches y con ello el frenar de los conductores y si hay suerte, caeré sobre esa planta que aún está por crecer, me posaré en una margarita, rosa, tulipán, lirio, violeta, en uno de sus pétalos y veré otras pequeñas gotas invadiéndolas, sobre ese árbol alto, bajo, frondoso o sin hojas que alegra las calles de Madrid.
Con mis compañeras, inundamos calles, empapamos zapatos, pies, cabellos que querrán ser resguardados bajo capuchas de sudaderas, paraguas, bolsos, escaparates o portales, hacemos crecer los rios y lagos.
Hacemos maravillas, conseguimos sacar sonrisas, cantos y bailes, hacemos llorar por esconder el sol con nuestras madres las nubes.
He caido, he hecho todo esto y más, sin embargo, no siempre lo consigo, tengo a mi enemigo el sol, el cual siempre saldrá, hará que la gente cierre los ojos y se ponga frente a el, no daré luz pero doy vida.
Soy una gota de agua que ha caido y se ha evaporizado al salir el sol.
No comments:
Post a Comment